Reseña por Revista Musical Catalana

Mac McClure’s CD “Bach, Haydn, Mozart”, 2021, publicado por Edicions Albert Moraleda

 

El pianista Mac McClure, quien es actualmente profesor y director de la maestría de estudios de piano en la Universidad Nacional de Bogotá, es un artista estrechamente vinculado a nuestro panorama musical. Sus estudios en la Academia Marshall, donde fue discípulo de Alícia de Larrocha y Carlota Garriga, lo vinculan estrechamente con Xavier Montsalvatge y las decenas de grabaciones que ha dedicado a Albéniz, Mompou, Nin, Toldrà y Granados. Por supuesto, en Montsalvatge y su compromiso absoluto con la difusión de nuestro patrimonio musical, le convierten en un referente y un ejemplo a la hora de referirnos a su relación con nuestro repertorio, una relación que el pianista norteamericano siempre ha mantenido. Junto con las últimas grabaciones dedicadas a Toldrà y Turull, Mac McClure –quien en una conversación privada nos comentaba que precisamente fue el célebre violinista quien le motivó a hablar en catalán– nunca ha dejado de profundizar en obras de otros repertorios. El pianista, que también es especialista en la música vocal francesa, hace ahora una mirada a las obras del Barroco y del Clasicismo acercándose a la música de Bach, Haydn y Mozart.

Escuchar la Suite francesa, BWV 813 y los preludios y fugas en Sol y Re mayor del primer libro del clave bien templado nos permitirán escuchar una interpretación de Bach contada desde la naturalidad expresiva. Mac McClure no emplea el pedal con desmesura, siempre busca un equilibrio sonoro y narrativo en el que el discurso bachiano avanza sin sobresaltos. Un Bach moderado en la elección de tempo, controlado en la pulsación –condición, no otra de la Escuela Marshall– y que en la suite de danzas (de la que sobresale la belleza confeccionada en la “Sarabanda” y la belleza ornamental con que reviste la “Courante”) alcanza esa dimensión de belleza reflexiva inherente a la música de Bach. La claridad de las voces de las fugas, el control en los preludios –sin caer nunca en excesos de dinámicas– hacen que por encima de todo su Bach sea un modelo de control. Si años atrás dedicó un disco a transcripciones de Bach (con versiones elegantísimas de distintos corales adaptados por Busoni), en estas obras escogidas, menos densas en la armonía, manifiesta un sentido expresivo basado en la claridad.

La proporción clásica, la medida y el control nos acercan a las Sonatas de Haydn, la número 32 en Si menor y la número 24 en Re mayor. Interpretación fluida, música expresada con luminosidad, con refinado gusto expresivo, con claridad y que nos traslada a unas Sonatas que injusta e incomprensiblemente no figuran constantemente en los programas de los grandes recitales pianísticos.

 

Estas dos tonalidades son las escogidas para las obras de Mozart que cierran la grabación. Dos obras diametralmente opuestas en expresión y sentimientos musicales como son el Adagio en Si menor y el Rondó en Re mayor; un Mozart introspectivo, misterioso, nostálgico, una de las páginas más impresionantes de su catálogo pianístico, y, por otra parte, la luminosidad que nos transporta a la naturalidad de personajes operísticos de Le nozze di Figaro  o La Flauta Mágica, respectivamente.

 

Mac McClure ha sabido trasladarnos a estos dos mundos diametralmente opuestos con una interpretación que ofrece los secretos de ambas obras emblemáticas con un trabajo pianístico de gran elegancia interpretativa.

 

Original en catalán

http://www.revistamusical.cat/critica/mac-mcclure-interpreta-bach-haydn-i-mozart/

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